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sábado, 12 de febrero de 2011

Qué pasa si mi mejor amiga se transforma en mi enemiga

15amigaenemiga2.jpgSi algo he podido comprobar en el poco tiempo que llevo en el mundo es que lasapariencias engañan y que los chismes(malintencionados) abundan. Y que además la decepción proviene de quien menos lo esperamos o queremos esperar.

Puede sonar al argumento de película dramática o “telellorona”, pero lo cierto es que muchas veces creemos conocer a una persona y llevarnos bien con ella cuando de pronto ocurre una cosa que lo cambia todo y que nos hace desear nunca haberla conocido.

Esto es más común a nuestra edad de lo que parece. Y no hablo solo de noviazgos y desamores. En realidad me refiero a nuestras amigas, que supuestamente deberían consolarnos en los momentos difíciles -como una decepción amorosa- y no causarnos otrodolor de cabeza en nuestra de por sí cambiante y susceptible etapa de la vida.

El que hagamos buenas migas con alguien no quiere decir que nos vayamos a llevar a las mil maravillas para siempre. Únicamente el tiempo podrá decir si nuestra amistad resistirá a las diferencias de carácter, malentendidos y comentarios para intentar dañarla.

En cierta medida la amistad es como el amor. Solo que cuando se rompe entre dos chicas lasolidaridad femenina se hace a un lado y comienzan los puñales y divisiones entre nuestro grupo de conocidos, que toman partido por la una o por la otra.

Si algún chisme nos separó de nuestra hasta entonces confidente o fue a causa de un chico y la susodicha tiene un temperamento impulsivo, es probable que le gane el deseo de venganza e intrigue para ponernos en contra de los demás.

Lo mejor es encararla inmediatamente y preguntarle por qué lo hace, de preferencia aclarando el chisme en frente de otros amigos. Lo más probable es que nos expongamos a insultos, pero nunca debemos soltar la lengua y contar sus secretos a menos de que ya todos lo sepan.

Si aún tenemos ánimo y es remediable, intentemos solucionar las cosas y hasta hacer un “mea culpa” para irnos ganando su confianza y llegar a la causa de la pelea. Pero mientras eso ocurra y ella siga en su actitud de revancha, no nos dejemos atacar sin ponerla en su lugar. Convertirnos en “el punto” solo restaría nuestra credibilidad y haría más difícil la situación.

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