Lucir una piel tersa y suave puede parecer difícil cuando se está en la adolescencia y juventud por los constantes cambios hormonales que padecemos. Sin embargo, es posible lograr un cutis radiante si constantemente le damos el tratamiento adecuado a nuestra piel.
Una forma práctica de hacerlo es realizando un peeling o exfoliación facial; este proceso ayuda a remover las células muertas del rostro haciendo que desaparezcan manchas y huellas de marcas dejadas por el acné o rasguños.
El tratamiento original se hace en las clínicas estéticas y son muy costosos, pero te dejan una piel resplandeciente y suave, pero también se puede realizar en casa a través de ciertos productos naturales o preparados por laboratorios.
La única diferencia entre ambos tipos es en la intensidad de la exfoliación: la casera es más suave y no requiere tiempo de recuperación.
Beneficios del peeling
- Estimula la producción de células nuevas, lo que mejora la textura y apariencia de la piel.
- Mantiene los poros libres de puntos negros y espinillas, haciendo que éstos se reduzcan en tamaño.
- Ayuda a disimular las líneas de expresión mejorando la apariencia de las arrugas.
- Las manchas del rostro desaparecen gradualmente
- En casos de acné ligero, el peeling reduce el tamaño y cantidad de éstas.
Peeling casero
Existen variedad de productos en el mercado y en diferentes marcas, pero si no tiene dinero puedes elaborar tu propia crema exfoliante mezclando.
- 2 cucharadas de leche en polvo
- 1/2 taza de avena en hojuelas
- 1 cucharadita de maicena.
Luego agrega poco a poco agua hasta formar una pasta; déjalo reposar por un minuto y aplícatelo en el rostro y cuello como se indica a continuación.
- Paso 1
Retira todo resto de crema o maquillaje de tu rostro y de tus ojos; luego, lava tu cara y cuello con agua tibia para retirar cualquier residuo. No te seques el rostro.
- Paso 2
Coloca puntos grandes del exfoliante en la frente, la nariz, los pómulos, la barbilla y el cuello. Después, procede a esparcir la crema uniformemente por todo el rostro y cuello.
- Paso 3
Empieza los masajes realizando suaves movimientos circulares simultáneos con la yema de los dedos; presiona ligeramente la piel para evitar la sobreproducción de grasa o la irritación de la misma. Sigue la indicación del frasco, aunque por lo general esto debe tomarte entre 1 y 2 minutos.
- Paso 4
Retira la crema con abundante agua tibia (no caliente) y sin usar jabón o espuma. Luego sécate el rostro con una toalla limpia dándote ligeros toques. Termina tu tratamiento aplicándote la loción tónica y la humectante de cada día.
En caso tengas planeado salir, espera un par de horas antes de maquillarte para dejar que la piel se recupere del efecto abrasivo. Para obtener mejores resultados, realiza esta tarea una vez por semana.
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